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EXPECTATIVA CERO

NUESTRA ARQUITECTURA POR EL ARQ. JORGE LUCHETTI.

Nuestra arquitectura
Urbanismo sin identidad
En Buenos Aires abundan los espacios arquitectónicos que, por su condición de híbridos, definimos como "no lugares". Ejemplos de esto podrían ser el proyecto de vía rápida que remplazó a la ex Autopista 3, el bulevar García del Río y la avenida Triunvirato, mientras que una muestra de lo contrario es el Museo Histórico Saavedra.
Por Arq. Jorge Luchetti
jluchetti@periodicoelbarrio.com.ar
"Visitando a una amiga, residente de uno de esos nuevos complejos urbanos, vi niñitos solazándose en los espacios verdes. Llevaban sobre su ropa una etiqueta donde constaba su nombre, apellido, número del edificio y departamento donde residían. En esas torres todas idénticas, sin identidad, donde los niños suelen perderse, tales datos son indispensables para devolverlos a sus hogares..." (fragmento extraído de un semanario femenino).
Los asiduos lectores podrán recordar que hace poco más de un año nuestro periódico fue declarado de interés cultural por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. En aquella ocasión una pequeña ceremonia se llevó a cabo en el Museo Histórico Saavedra. Allí pude sentir la impresión acogedora de sus instalaciones, que en aquella tarde primaveral propiciaba el singular evento. Pasada la ceremonia, realizada en una de las salas del museo, un pequeño agasajo nos aguardaba en sus jardines. Sin duda alguna, el espacio abierto era el lugar ideal para el festejo, que me provocó una sensación de agrado y familiaridad y me hizo sentir como en el jardín de mi propia casa.
En apariencia, esta breve introducción quizá poco tenga que ver con la empresa que nos ocupa. Permítanme darle un uso apropiado al relato al traspolar el tema hacia aquella tan discutida idea de lugares y no lugares que encierra el barrio. El pensamiento de "lugarización" -denominado así por el arquitecto Luis Grossman en su libro Arquitextos- que muestra el Museo Saavedra se contrapone con aquellos espacios urbanos y arquitectónicos que carecen de identidad alguna y que a la vez aparecen como un verdadero híbrido dentro de la ciudad.
Sobre este tema en particular se ha referido en forma clara el filósofo y teórico francés Marc Augé, quien definió aquellos lugares y no lugares de la siguiente forma: "El lugar es un espacio enérgicamente simbolizado, o sea un espacio en el cual podemos leer en parte o en su totalidad la identidad de los que lo ocupan, las relaciones que estos mantienen y la historia que comparten".
Ahora bien, si un lugar puede definirse como de identidad, de relación y de historia, un espacio donde esta lectura no es posible de verificar la definiremos como no lugar. Entendamos también que esta idea sobre los no lugares no siempre implica que se vea como un juicio de valor negativo sobre un determinado espacio, ya que no toda la ciudad puede estar lugarizada, pero a su vez tengamos en cuenta que lo importante es que tampoco transformemos aquellos espacios ya característicos y con identidad.
El caso Brasilia
Existen varios ejemplos de no lugares, como pueden ser -sólo para entender de qué estamos hablando- las cafeterías de las estaciones de servicio, los cajeros automáticos, las autopistas, los hipermercados, las cadenas de hoteles y algunos complejos urbanos. Pero reiteremos la necesidad imperiosa de que estos existan, aunque no tengan la característica de lugar. De alguna forma también podría definir al urbanismo moderno como un modelo teórico de no lugar.
Una muestra empírica podría verse en la ciudad de Brasilia, donde todo esta pensado y diríamos perfectamente calculado, donde los lugares residenciales no se juntan con las áreas administrativas, donde el automóvil queda separado del peatón y donde el proyecto aparece como fruto de la perfección. Sin embargo, aún hoy no se han podido resolver temas tan importantes como el de la lugarización, lo que hace de Brasilia una ciudad poco habitable y con cierta falta de identidad, a pesar de su indiscutible y apreciada modernidad.
Es importante no dejar de mencionar también que, como producto de la globalización y la "estandarización" de nuestras vidas, la identidad lugareña de la ciudad se fue perdiendo. Un buen modelo de esta clonación arquitectónica es el de la cadena de comidas rápidas Mac Donald's; cualquier individuo podrá observar tanto la estandarización de su arquitectura como la de los servicios que nos ofrecen, que no difieren mucho de la imagen que puede brindar en New York o en la China.
También la nueva arquitectura de los shoppings ha sabido construir en su propio interior no lugares, con pasillos eternos y escasos sectores de descanso, como si fueran armados solamente para el consumo y no para el disfrute de quienes lo recorren. Con el tiempo también estos shoppings fueron desarticulando y reemplazando a los afamados paseos de compras tan inconfundibles de la ciudad, como fueron las galerías ubicadas en Florida, Santa Fe y Cabildo, que daban una cierta identidad en cada barrio.
Intentaremos ser más claros y citaremos algunos de estos no lugares que en la ciudad han dejado sus huellas. Uno bien propio es aquel espacio que antiguamente ocupaba el famoso Italpark, en el barrio de la Recoleta, que luego de su cierre dio paso a la construcción de un nuevo espacio verde llamado Plaza Molina Campos. Lamentablemente, su diseño deja una sensación de vacío e hibridez en uno de los sectores más importante de la ciudad.
En nuestros barrios, como en el resto de la ciudad, los no lugares han ido avanzando casi sin piedad. Basta sólo recordar la construcción de la vía rápida que ha reemplazado a la AU3 (Autopista 3), que dejó como resultado una brecha urbana seguramente necesaria pero desabrida para la ciudad. Otro ejemplo de esto es el bulevar García del Río, en Saavedra, vacío de todo contenido o situaciones agradables, mientras que en Villa Urquiza la avenida Triunvirato cada día se acerca más a la idea de un no lugar, aunque quizá la pronta reapertura del Cine Teatro 25 de Mayo pueda dar un vuelco positivo y transforme lo heterogéneo de esta arteria en un lugar de mayor atractivo.
Vale acotar que las nuevas construcciones en altura que hoy se realizan en Coghlan, Villa Urquiza y Saavedra están llevando a nuestros barrios a la destrucción de una imagen de lugarización, como sucedió con el antiguo pasaje de la avenida Monroe y Washington, el cual fue reemplazado por un insustancial conjunto de torres que, entre otros vicios, rompe en forma abrupta con la tradicional manzana de la ciudad.
Volvamos al Museo
A pesar de no haber sido concebido para tales funciones en sus orígenes, ya que su edificación pertenecía a la estancia de Luis María Saavedra, sobrino de don Cornelio, el edificio fue adaptado para museo con excelentes resultados. En 1870 se inició la construcción de esta chacra, en la cual se incluían dependencias para el personal de servicio y mayordomía e incluso galpones para aves, cerdos, toros y otras especies animales, algunas de las cuales aún se conservan. En 1930 pasó todo el predio a manos de la comuna y recién en 1941 se declaró a esta obra sede del Museo Municipal. Un año después se comenzó la remodelación de los distintos pabellones para cumplir con las nuevas actividades.
El arquitecto Manuel Augusto Domínguez, designado por el intendente Carlos Pueyrredón, fue el encargado de adaptar el edificio para tales fines, apartándolo de sus líneas arquitectónicas originales, tratando de mimetizarlo con su entorno y llevando su arquitectura a un estilo más bien parecido al realizado durante la primera mitad del siglo XIX, o sea de tipo colonial. Así, los colores de los frentes de las distintas fachadas fueron modificados en diversas épocas hasta dar con el color adecuado y más representativo de este estilo arquitectónico.
Quien conozca el Museo Saavedra podrá entender a qué nos referimos cuando hablamos de la idea de lugarización del espacio. Su arquitectura, sus jardines y su integración con el entorno barrial lo alejan de aquella imagen heterogénea del no lugar. Alguien supo definir a los no lugares como "la presencia de la ausencia" en el viaje cognitivo y perceptible. Sin duda alguna, el Museo es una muestra opuesta de esa ausencia.



Arq.J.J.Luchetti

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